
¿Psicoterapia? Qué es, sus mitos y realidades
Existen momentos a lo largo de la vida en los cuales, ya sea por un problema con la familia, el trabajo o la escuela, nos enfrentamos a sensaciones que nos generan malestar, dificultando que podamos estar disfrutando de nuestra vida, lo que tenemos o hacemos. A veces incluso podemos estar frecuentemente insatisfechos, de malas o con la sensación de que las cosas continuamente nos van mal. Frecuentemente en estas circunstancias llegamos a escuchar de nuestros seres queridos, o incluso de algún profesional de la salud, que consideremos atención psicológica, una psicoterapia. En este punto nos llegamos a preguntar o pensar: ¿realmente estoy tan mal?, en caso de ir, seguro me dice que estoy “loco(a)” o incluso considerar que no nos hace falta; creencias que actualmente son parte de mitos que giran en torno de la atención psicología, sin embargo, ¿qué es eso?
¿Qué es la psicoterapia?
“Bienvenidos los tres, tú, tus risas y tus lágrimas”
Jorge Bucay
La atención psicológica o psicoterapia, es el proceso en el cual, a partir del uso del diálogo introspectivo en conjunto con teorías y técnicas dirigidas a la comprensión del conflicto humano, una persona establece “revisión” de sus pensamientos, creencias y conflictos que pueden estar generando malestar, con la finalidad de re-establecer el equilibrio en salud emocional. Es importante aclarar que esta “revisión” NO SE ENFOCA A ETIQUETAR hacia algo bueno o malo, las sensaciones descritas por la persona que acude a consulta, sino más bien se orienta hacia la comprensión del “porque” sucede, “cómo” lo supero y principalmente “¿qué puedo aprender acerca de lo que me pasa?”
¿Quiénes pueden iniciar un proceso terapéutico?
Cualquier persona que esté interesada puede tener, ya sea por alguna duda específica o bien, por alguna necesidad particular, por ejemplo, una recomendación médica, el estar pasando por un momento difícil, o no sentirse bien con uno mismo pueden ser los motivos de consulta mas frecuentes, en realidad el motivo de consulta puede ser tan variable como necesidades tenga una persona por resolver.
Si inicio una psicoterapia, ¿significa que estoy loco?
En sus inicios, la palabra locura se utilizaba para denominar conductas que se percibían como extrañas, sin embargo, es importante considerar que el concepto de locura o estar loco ha cambiado con el transcurrir del tiempo.
El concepto de locura hasta finales del siglo XIX, aludía a un determinado comportamiento de quienes rechazaban las normas sociales establecidas y se desviaban de la norma por culpa de un desequilibrio mental que ocasionaba delirios enfermizos e impropios del normal funcionamiento de la razón y se plasmaban por la realización de actos extraños y destructivos.
Actualmente se sabe que existen enfermedades que causan alteraciones en nuestra manera de actuar y pensar que NO representan un estado de locura, por ejemplo, la epilepsia, o la apertura de que es posible tener variedad de creencias y que han dejado de considerarse como factores que determinen la “locura” en una persona, por el contrario, el acudir a terapia es más bien una acción por mantener o mejorar la salud mental.
¿Qué significa tener salud mental?
Según la Organización Mundial de la Salud la salud mental se define como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad.
Sólo las personas “débiles” o “tóxicas requieren psicoterapia.
Muchas veces, al hablar de psicoterapia nos enfrentamos a afirmaciones que tienen su origen en creencias que hemos aprendido desde muy niños, en las cuales se “polarizan” hasta un punto inflexible. Valores como “fuerza”. “sensatez”, “equilibrio” son expuestos (y a veces hasta exigidos) como un ideal de forma de ser, en el cual se considera que una persona “fuerte” es aquella que, ante las dificultades “no se derrumba”, una persona “sensata” es aquella que “nunca se equivoca” y una persona “equilibrada” es aquella “que jamás pierde el control de sus emociones” y quienes no logran esto, se les estigmatiza como “débiles”. “tóxicos” e “indecisos/inseguros”.
Todas las personas somos seres biopsicosociales, esto quiere decir que somos un organismo vivo y por tanto, podemos experimentar una amplia gama de sensaciones y percepciones, que contamos con habilidades personales que forman parte de nuestro ser y que interactuamos en un sociedad. Equivocarse, caer y no sentirse tranquilo es la respuesta de la mente ante algo que no esta en orden de la misma manera que cuando tenemos una herida, el dolor nos “alerta” que sufrimos de un daño, y que esta señal, nos indica que necesitamos hacer algo por mejorar eso, por lo cual, exigirse cumplir con valores poco realistas realmente nos expone más al desequilibro, que la presencia de emociones que son desagradables de experimentar.
Entonces, ¿qué es estar loco?
Aunque el avance en el entendimiento de las causas de las enfermedades que afectan nuestra salud mental, es significativo, en la actualidad aun es complicado poder definir con justicia que es la locura, sin embargo la OMS ha permitido establecer que la locura corresponde un estado en el que la persona se encuentra con dificultad para realizar acciones que le permiten ejercer sus propias capacidades, detonando un estado de malestar constante y un deterioro en las habilidades sociales y personales que impiden que la persona pueda tener una vida plena.
¿Cuál es la mejor terapia?
Existen diferentes tipos de psicoterapias, sin embargo, todas comparten un objetivo en común: poder contribuir a recuperar el equilibrio de quien acude a consulta, sin embargo, actualmente los tipos terapéuticos más utilizados por su eficacia son:
- Terapia con enfoque Humanista (Gestalt, Logoterapia,)
- Terapia Racional Emotiva Conductual
- Terapia Psicoanalítica (psicología Profunda)
Estos modelos de intervención han integrado tanto los avances médicos y sociales, como la experiencia adquirida a través del ejercicio terapéutico, permitiendo la comprensión de la persona en conflicto.
El psicólogo(a) o psiquiatra ¿es lo mismo?
Si bien ambas especialidades tienen el objetivo de mejorar o mantener la salud mental de una persona, existen diferencias en la manera de atender y tratar un conflicto emocional. El psiquiatra es un médico, es decir, una persona que orientó su formación profesional hacia la comprensión de los procesos bioquímicos, de los órganos, glándulas y funciones del cerebro que pueden impactar en la salud mental, por otra parte, un psicólogo es una persona que enfocó su formación profesional hacia la comprensión de los procesos mentales y su impacto en la conducta, el ánimo, las percepciones y sensaciones de una persona y la influencia de la interacción que puede tener una persona en su medio social. Ambas especialidades buscan mantener o mejorar la salud mental, y sueles establecer trabajo interdisciplinario, es decir, si el tipo de conflicto lo amerita, el psiquiatra valorará y trabajará con las necesidades biológicos que pueden afectar a una persona, mientras el psicólogo enfocara su trabajo hacia la comprensión y adaptación a ese conflicto
Si tomo medicamentos en la psicoterapia, ¿me volveré adicto?
En sus inicios, el desarrollo de medicamentos que pudieran re-establecer alguna anomalía, estaban poco estudiados y, al influir directamente en la manera de trabajar del cerebro, eso sí provocaba cambios que son muy similares a las sensaciones que experimenta una persona con una adicción, actualmente, la farmacología ha avanzado mucho y los medicamentos actuales ya no tienen ese impacto en el organismo.
Aun con estas características, los medicamentos que influyen en la manera de trabajar del cerebro siempre requieren ser recetados por un especialista en psiquiatría.
¿Cómo puedo saber cuándo necesito ir con el psicólogo, a una psicoterapia?
“La conciencia es subjetiva. Nos percatamos de nosotros por medio de nuestro cuerpo y de nuestras emociones. Nos percatamos del mundo por los sentidos”
Fritz Perls
“El zapato que le ajusta a un hombre le aprieta a otro; no hay receta para la vida que funcione en todos los casos”
Carl Gustav Jung
Todas las personas, a lo largo de la vida, llegamos a vivir situaciones que nos resultan difíciles y que estas pudieran implicar que experimentemos emociones como el enojo, angustia, tristeza etc; estas sensaciones pueden ser experimentadas en diferentes tipos de intensidad, siendo probable que nos preguntemos ¿Cómo puedo darme cuenta si lo que siento es normal?
Cada persona experimenta sus sentimientos y emociones de manera diferente, sin embargo, una manera práctica para evaluarlo tiene que ver con el conocimiento que se tiene de uno mismo, para lo cual es necesario considerar:
- El tiempo que dura la sensación experimentada. No es lo mismo pasar por un mal sabor de boca, y que, conforme pase el tiempo disminuya y se olvide esa sensación a que sea una constante en nuestro día a día. Los “siempre” es bien importante considerarlos, por ejemplo “siempre estoy triste”, “todo el tiempo estoy enojado(a)”, “no recuerdo lo que es estar tranquilo”
- El impedimento que representa para desarrollar las actividades a las que se está habituado. De la misma manera, si tuve un problema imprevisto, es normal que en el momento que ocurre, dificulte desarrollar el día con normalidad, sin embargo, cuando se vuelve una constante, se considera empieza a impactar, por ejemplo, “estoy tan cansado(a) que me cuesta levantarme y por ello llego tarde”, “estoy con tanta preocupación, que no me concentro en lo que estoy haciendo y ha disminuido la calidad de mi trabajo”, “no me dan ganas de ver a nadie y levo meses sin hablar con nadie”
Si me doy cuenta que mis sensaciones me están afectando más de lo que quisiera, ¿qué hago?
“Toda persona tiene capacidad para cambiarse a sí misma”.
Albert Ellis
Sin duda alguna, acudir con un profesional en psicología o psiquiatra es la solución más recomendable, sin embargo, existen acciones que pueden complementar el tratamiento con un profesional de la salud mental y la psicoterapia, como:
- Acostumbra actividad física. Algunos estiramientos como en el yoga, caminata, baile o hasta una actividad deportiva más establecida, permiten canalizar estrés o emociones que en inactividad aumentan.
- Retoma pasatiempos o establece un objetivo. Muchas veces hacer contacto con pasatiempos que por diferentes causas se dejan de lado o iniciar alguna actividad de interés personal, puede contribuir a requilibrar nuestra mente.
- Mantén comunicación con tus seres queridos. La apertura a expresar emociones que resultan difíciles de manejar con nuestros seres queridos permite mejorar nuestra respuesta ante las dificultades.
- Toma un tiempo para liberar tus emociones. Muchas veces se requiere de un momento de pausa para liberarse de la tensión y poder retomar la rutina.